El vino tinto mexicano, L.A. CETTO Russet Cabernet Sauvignon 2020, es verdaderamente excepcional

El vino tinto mexicano, L.A. CETTO Russet Cabernet Sauvignon 2020, es verdaderamente excepcional


En el competitivo y a menudo reverencial mundo del vino en Tokio, dominado por los grandes nombres de Burdeos, Borgoña y los titanes del Nuevo Mundo, encontrar una botella del Valle de Guadalupe, México, se siente como un acto de descubrimiento. Es un susurro de un terruño lejano y soleado que busca hacerse un hueco entre los estantes más concurridos del planeta. La pregunta es inmediata: ¿puede un vino nacido bajo el sol implacable de Baja California hablar el lenguaje de un paladar acostumbrado a la sutileza y la elegancia?



Crónica de un Descorche en Tokio: L.A. Cetto Cabernet Sauvignon 2020, el Sol de Baja California en una Copa Japonesa


Con esa curiosidad descorché el L.A. Cetto Russet Cabernet Sauvignon 2020, no solo para catarlo, sino para entender la historia que cuenta sobre su origen y su potencial aquí, al otro lado del Pacífico.

El Origen: Un Vistazo al Valle de Guadalupe

Antes de servir la copa, es crucial entender el terruño. El Valle de Guadalupe es el corazón vinícola de México, un oasis con un microclima casi milagroso: un carácter mediterráneo con días muy cálidos y noches frías gracias a las brisas del Océano Pacífico. Esta dramática oscilación térmica permite que las uvas maduren plenamente sin perder una acidez vital.

En este valle, L.A. Cetto no es un nombre cualquiera. Es una de las bodegas pioneras y de mayor envergadura, fundada por inmigrantes italianos en la década de 1920. Su historia es la historia misma del vino moderno en la región. Puedes explorar más sobre su legado en el sitio oficial de la bodega, un pilar en la viticultura mexicana.

Análisis Sensorial: La Cata en Detalle

  • A la Vista: El vino se presenta con un color rojo picota de capa media-alta, limpio y brillante. Al girar la copa, muestra un ribete granate y una lágrima densa que desciende lentamente, una promesa de alcohol y estructura bien integrados.

  • En Nariz: En la primera aproximación, es directo y frutal. Domina una ola de fruta negra madura, casi compotada: zarzamora, cassis y un toque de cereza negra. Tras oxigenarlo, se abre con complejidad. Aparecen notas secundarias de pimiento rojo asado, un eco de tabaco dulce y una vainilla muy sutil, testimonio de un paso medido por barrica que acompaña sin abrumar. No es un vino tímido; habla con claridad de su origen soleado.

  • En Boca: La entrada es amable y confirma la fruta percibida en nariz. Tiene un cuerpo medio, con unos taninos presentes pero ya pulidos, que le dan una textura aterciopelada. Lo más interesante es su acidez refrescante, que equilibra el conjunto y evita que la calidez del alcohol (propia de la añada 2020) resulte pesada. El final es persistente, dejando un recuerdo a cacao amargo y un matiz mineral, casi salino, muy característico del suelo granítico del valle.

El Maridaje: De lo Clásico a la Fusión en Tokio

La recomendación obvia sería un corte de carne a la parrilla, y sin duda sería un acierto. Pero desde una perspectiva japonesa, las posibilidades se vuelven fascinantes. Su perfil de fruta madura y taninos suaves lo hacen sorprendentemente versátil:

  • Yakitori: Sería un acompañante ideal para brochetas de tsukune (albóndiga de pollo) o kamo (pato), laqueadas con una salsa tare dulce y densa.

  • Platillos Braseados: Su estructura podría perfectamente complementar un Buta no Kakuni (panceta de cerdo braseada en soja y mirin), donde la acidez del vino cortaría la riqueza de la grasa.

  • Cocina Izakaya: Funcionaría de maravilla con platos robustos como un Gyusuji Nikomi (estofado de tendón de res), cuyo sabor profundo a miso y dashi encontraría un eco en las notas complejas del vino.

Conclusión y Veredicto

El L.A. Cetto Russet Cabernet Sauvignon 2020 no es un vino que susurra; canta con una voz clara y honesta. Es una expresión franca de su terruño, un vino generoso y bien elaborado que ofrece una calidez y una frutosidad que resultan increíblemente placenteras. Para el consumidor en Japón, representa una fantástica puerta de entrada al vino mexicano, demostrando un carácter y una calidad que pueden competir en el escenario mundial, y a una fracción del precio de muchos de sus vecinos de estante.

Es una deliciosa sorpresa que confirma que la voz del vino mexicano se escucha fuerte y nítida, incluso aquí, en la tierra del sol naciente. Una excelente elección para quien busca explorar más allá de lo convencional y encontrar una nueva y emocionante expresión del Cabernet Sauvignon.

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